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domingo, 1 de julio de 2012

LA ALIMENTACIÓN ANCESTRAL

ENTREVISTA AL DR. JEAN SEIGNALET

“La alimentación es preventiva y curativa”


El Dr. Jean Seignalet fue doctor en medicina. Autor de más de 200 publicaciones en las principales revistas médicas en lengua inglesa y francesa, su actividad médica siempre estuvo relacionada con la química y la biología. Trabajó como médico inmunólogo en el hospital Saint-Eloi (Laboratorio de Inmunología) de Montpellier (Francia) y fue catedrático en la Universidad de la misma ciudad. Empezó a estudiar medicina en 1953 y tras 9 años de estudios y especialización, se dedicó a la biología, trabajando esencialmente sobre el sistema HLA (Humano Leucocito Antígeno), sin abandonar la clínica. Dirigió durante 30 años el Laboratorio de Histocompatibilidades de su hospital. Fue pionero en el trasplante de órganos y tejidos, en especial los renales. En 1988 comenzó a investigar sobre el mecanismo de ciertas enfermedades y a tratarlas con un régimen alimenticio. Su primer objetivo fue estudiar el reumatismo inflamatorio. Trabajó con 46 pacientes voluntarios enfermos de Poliartritis Reumatoidea, quienes siguieron las prescripciones dietéticas correctamente durante un año. Los resultados fueron de un 78% de éxitos francos y durables; y un 22% de éxitos no menos francos. En 1998 publicó "L’Alimentation ou la Troisième Médecine"(La alimentación, la tercera medicina). En 2003 publicó "Prévenir et guérir 91 maladies incurables par l’alimentation"(Prevenir y sanar 91 enfermedades incurables, por medio de la alimentación). Falleció en Montpellier el 13 de Julio del 2003.


“La alimentación es preventiva y curativa”
El Dr. Jean Seignalet fue doctor en medicina. Autor de más de 200 publicaciones en las principales revistas médicas en lengua inglesa y francesa, su actividad médica siempre estuvo relacionada con la química y la biología. Trabajó como médico inmunólogo en el hospital Saint-Eloi (Laboratorio de Inmunología) de Montpellier (Francia) y fue catedrático en la Universidad de la misma ciudad. Empezó a estudiar medicina en 1953 y tras 9 años de estudios y especialización, se dedicó a la biología, trabajando esencialmente sobre el sistema HLA (Humano Leucocito Antígeno), sin abandonar la clínica. Dirigió durante 30 años el Laboratorio de Histocompatibilidades de su hospital. Fue pionero en el trasplante de órganos y tejidos, en especial los renales. En 1988 comenzó a investigar sobre el mecanismo de ciertas enfermedades y a tratarlas con un régimen alimenticio. Su primer objetivo fue estudiar el reumatismo inflamatorio. Trabajó con 46 pacientes voluntarios enfermos de Poliartritis Reumatoidea, quienes siguieron las prescripciones dietéticas correctamente durante un año. Los resultados fueron de un 78% de éxitos francos y durables; y un 22% de éxitos no menos francos. En 1998 publicó "L’Alimentation ou la Troisième Médecine"(La alimentación, la tercera medicina). En 2003 publicó "Prévenir et guérir 91 maladies incurables par l’alimentation"(Prevenir y sanar 91 enfermedades incurables, por medio de la alimentación). Falleció en Montpellier el 13 de Julio del 2003.

¿Que es lo que le ha llevado como médico, a dar tanta importancia a la alimentación?
J.S: Me he curado de una grave depresión nerviosa imponiéndome un régimen alimenticio que excluía los cereales y los productos lácteos, y que era rico en productos crudos. Al cabo de cinco meses, sentí que me volvía la calma y, algunas semanas más tarde, volví a dormir bien y a tener un funcionamiento cerebral normal. Entonces me di cuenta, después de muchos años, que sufría porque me alimentaba mal. La alimentación forma parte integral de la medicina y es algo más que el "menos sal para los hipertensos y menos azúcar para los diabéticos". Como soy por naturaleza curioso, y la mayor parte de las enfermedades tienen un origen misterioso, decidí experimentar con mis pacientes. He buscado comprender científicamente cómo una alimentación inadaptada podía acarrear una patología. Y cómo preparar un régimen eficaz y práctico para curarse. No tengo ninguna duda sobre este tema: la alimentación es a la vez preventiva y curativa.
¿Otras personas han explorado esta vía?
J.S: Desde los comienzos de la humanidad, nunca han faltado regímenes alimenticios. Pero pocos están basados en teorías científicas comprobadas. Entre todos estos regímenes, he seleccionado el de la Dra. Catherine Kousmine, el de Guy-Claude Burger y el del Dr. Jacques Fradin. Los dos primeros han establecido la relación entre las modificaciones alimenticias a lo largo de los siglos y la aparición de ciertas enfermedades raras en otro tiempo. Y el Dr. Jacques Fradin demuestra que, además de la predisposición genética de cada uno, los factores ambientales son dominantes en el 90% de las enfermedades. A partir de estas constataciones, cada uno ha elaborado su régimen
¿Usted piensa que la alimentación interviene en la aparición del cáncer?
J.S: Dos de cada tres cánceres dependen de la alimentación. ¡Atención! Distingo los cánceres hereditarios de los cánceres adquiridos. Los primeros están relacionados con anomalías genéticas, tales como ciertos cánceres de mama o de colon. Por el contrario, los cánceres adquiridos (cerca del 95%), incluso si se han encontrado genes predispuestos, son esencialmente provocados por ciertos factores ambientales: la alimentación, el tabaco, el amianto o los virus en el caso del cáncer de cuello de útero, por ejemplo.
¿Cómo explica el papel de la alimentación en la aparición del cáncer?
J.S: La alimentación moderna actúa sobre un órgano clave, el intestino delgado, aportando moléculas que nuestras enzimas no pueden degradar. Grandes moléculas de origen alimenticio se acumulan en la luz digestiva (el interior del intestino). Se modifica entonces la flora bacteriana, que se convierte en una flora de putrefacción. Algunas bacterias, más o menos patógenas, son destruidas por las respuestas inmunitarias locales, liberando grandes moléculas de origen bacteriano. Todo esto agrede la mucosa del intestino delgado y puede hacerla demasiado permeable. Entonces, las grandes moléculas, alimenticias y bacterianas, atraviesan la barrera intestinal y entran en la sangre. Se depositan en diversos tejidos y atascan el organismo. Este atascamiento impide a las células sanas y al medio extracelular, ejercer sus efectos reguladores sobre las células en vías de cancerización. Por otro lado, el proceso puesto en marcha por el organismo para depurar el medio extracelular de las macromoléculas que estorban, genera radicales libres. En mi opinión, la intoxicación intracelular es la razón principal de la cancerización de las células. Algunas macromoléculas extranjeras molestan progresivamente, bloqueando el funcionamiento de diversos mecanismos y la acumulación de desechos rompe ciertos equilibrios fisiológicos. Estoy persuadido que este envenenamiento prolongado de la célula termina por acarrear alteraciones del ADN nuclear y provocar anomalías genéticas que conducen al cáncer.
¿Qué ha experimentado en sus pacientes con el régimen ancestral?
J.S: He realizado un estudio sobre 1000 personas que han seguido este régimen durante cuatro años. Todos están libres de cáncer o leucemia; habían tenido un cáncer, pero se les considera curados. He tenido en cuenta todos los cánceres (salvo los de la piel, esencialmente debidos al sol), y he incluido el cáncer de pulmón con la condición que el paciente haya cesado de fumar. He verificado el valor preventivo de la alimentación comparando sobre esta población, el número "esperado"y el número "real"de cánceres aparecidos a lo largo del régimen ancestral. El número esperado de canceres se situaba en 18,42, y el número real ha sido 1. Este único caso fue la recaída de un cáncer de mama, hormonodependiente, en el cual se cometió la equivocación de no darle el tratamiento antiestrogénico.


¿Qué se puede esperar del régimen ancestral en el tratamiento de cáncer?
J.S: El número de casos, tengo que precisarlo, es demasiado pequeño para permitir evaluar el papel curativo de este régimen sobre el cáncer. De lo que estoy seguro es que la dietética limpia las células que han quedado sanas, lo que les permite jugar un papel protector. Pero no cumplirá milagros en casos avanzados y muy extendidos. Además, la mayor parte de estos pacientes continúan sus tratamientos clásicos. He observado buenos resultados en un hombre con cáncer de próstata, que con el régimen ancestral ha visto bajar su tasa de PSA (antígeno prostático específico) de 15 a 5, y mantenerse en este nivel durante tres años. Y sobre una mujer afectada de un cáncer de colon con metástasis hepática. Después de un año de dietética, la metástasis disminuyó y pudo ser extirpada quirúrgicamente. A los tres años, le había remitido el cáncer completamente. Pero, haría falta muchos más casos para apreciar realmente el valor curativo del cambio de alimentación. Este régimen permite en todos los casos soportar mejor la quimioterapia. Probando este régimen, las personas no corren ningún riesgo, es perfectamente equilibrado y no acarrea ninguna carencia. La dietética aparece como un instrumento muy interesante a utilizar.
Usted obtiene resultados interesantes y sin embargo sus colegas médicos no siempre creen en los beneficios de la alimentación.
J.S: Que no crean en esta teoría o incluso que les sea indiferente, puedo comprenderlo. Lo que me sorprende más, es que no quieran experimentarlo. Yo he cumplido con mi deber exponiendo mi teoría y no busco reconocimientos especiales. Yo trato gratuitamente a las personas, hago una docena de conferencias cada año para transmitir mis ideas a los médicos y al público en general.
Entrevista de Martine Laganier - www.medecines-douces.com
Publicado en Alternative Santé - L’Impatient (Francia)


 ¿Que es lo que le ha llevado como médico, a dar tanta importancia a la alimentación?
J.S: Me he curado de una grave depresión nerviosa imponiéndome un régimen alimenticio que excluía los cereales y los productos lácteos, y que era rico en productos crudos. Al cabo de cinco meses, sentí que me volvía la calma y, algunas semanas más tarde, volví a dormir bien y a tener un funcionamiento cerebral normal. Entonces me di cuenta, después de muchos años, que sufría porque me alimentaba mal. La alimentación forma parte integral de la medicina y es algo más que el "menos sal para los hipertensos y menos azúcar para los diabéticos". Como soy por naturaleza curioso, y la mayor parte de las enfermedades tienen un origen misterioso, decidí experimentar con mis pacientes. He buscado comprender científicamente cómo una alimentación inadaptada podía acarrear una patología. Y cómo preparar un régimen eficaz y práctico para curarse. No tengo ninguna duda sobre este tema: la alimentación es a la vez preventiva y curativa.


 ¿Otras personas han explorado esta vía?
J.S: Desde los comienzos de la humanidad, nunca han faltado regímenes alimenticios. Pero pocos están basados en teorías científicas comprobadas. Entre todos estos regímenes, he seleccionado el de la Dra. Catherine Kousmine, el de Guy-Claude Burger y el del Dr. Jacques Fradin. Los dos primeros han establecido la relación entre las modificaciones alimenticias a lo largo de los siglos y la aparición de ciertas enfermedades raras en otro tiempo. Y el Dr. Jacques Fradin demuestra que, además de la predisposición genética de cada uno, los factores ambientales son dominantes en el 90% de las enfermedades. A partir de estas constataciones, cada uno ha elaborado su régimen
¿Usted piensa que la alimentación interviene en la aparición del cáncer?
J.S: Dos de cada tres cánceres dependen de la alimentación. ¡Atención! Distingo los cánceres hereditarios de los cánceres adquiridos. Los primeros están relacionados con anomalías genéticas, tales como ciertos cánceres de mama o de colon. Por el contrario, los cánceres adquiridos (cerca del 95%), incluso si se han encontrado genes predispuestos, son esencialmente provocados por ciertos factores ambientales: la alimentación, el tabaco, el amianto o los virus en el caso del cáncer de cuello de útero, por ejemplo.


 ¿Cómo explica el papel de la alimentación en la aparición del cáncer?
J.S: La alimentación moderna actúa sobre un órgano clave, el intestino delgado, aportando moléculas que nuestras enzimas no pueden degradar. Grandes moléculas de origen alimenticio se acumulan en la luz digestiva (el interior del intestino). Se modifica entonces la flora bacteriana, que se convierte en una flora de putrefacción. Algunas bacterias, más o menos patógenas, son destruidas por las respuestas inmunitarias locales, liberando grandes moléculas de origen bacteriano. Todo esto agrede la mucosa del intestino delgado y puede hacerla demasiado permeable. Entonces, las grandes moléculas, alimenticias y bacterianas, atraviesan la barrera intestinal y entran en la sangre. Se depositan en diversos tejidos y atascan el organismo. Este atascamiento impide a las células sanas y al medio extracelular, ejercer sus efectos reguladores sobre las células en vías de cancerización. Por otro lado, el proceso puesto en marcha por el organismo para depurar el medio extracelular de las macromoléculas que estorban, genera radicales libres. En mi opinión, la intoxicación intracelular es la razón principal de la cancerización de las células. Algunas macromoléculas extranjeras molestan progresivamente, bloqueando el funcionamiento de diversos mecanismos y la acumulación de desechos rompe ciertos equilibrios fisiológicos. Estoy persuadido que este envenenamiento prolongado de la célula termina por acarrear alteraciones del ADN nuclear y provocar anomalías genéticas que conducen al cáncer.

 ¿Qué ha experimentado en sus pacientes con el régimen ancestral?
J.S: He realizado un estudio sobre 1000 personas que han seguido este régimen durante cuatro años. Todos están libres de cáncer o leucemia; habían tenido un cáncer, pero se les considera curados. He tenido en cuenta todos los cánceres (salvo los de la piel, esencialmente debidos al sol), y he incluido el cáncer de pulmón con la condición que el paciente haya cesado de fumar. He verificado el valor preventivo de la alimentación comparando sobre esta población, el número "esperado"y el número "real"de cánceres aparecidos a lo largo del régimen ancestral. El número esperado de canceres se situaba en 18,42, y el número real ha sido 1. Este único caso fue la recaída de un cáncer de mama, hormonodependiente, en el cual se cometió la equivocación de no darle el tratamiento antiestrogénico.

 ¿Qué se puede esperar del régimen ancestral en el tratamiento de cáncer?
J.S: El número de casos, tengo que precisarlo, es demasiado pequeño para permitir evaluar el papel curativo de este régimen sobre el cáncer. De lo que estoy seguro es que la dietética limpia las células que han quedado sanas, lo que les permite jugar un papel protector. Pero no cumplirá milagros en casos avanzados y muy extendidos. Además, la mayor parte de estos pacientes continúan sus tratamientos clásicos. He observado buenos resultados en un hombre con cáncer de próstata, que con el régimen ancestral ha visto bajar su tasa de PSA (antígeno prostático específico) de 15 a 5, y mantenerse en este nivel durante tres años. Y sobre una mujer afectada de un cáncer de colon con metástasis hepática. Después de un año de dietética, la metástasis disminuyó y pudo ser extirpada quirúrgicamente. A los tres años, le había remitido el cáncer completamente. Pero, haría falta muchos más casos para apreciar realmente el valor curativo del cambio de alimentación. Este régimen permite en todos los casos soportar mejor la quimioterapia. Probando este régimen, las personas no corren ningún riesgo, es perfectamente equilibrado y no acarrea ninguna carencia. La dietética aparece como un instrumento muy interesante a utilizar.


 Usted obtiene resultados interesantes y sin embargo sus colegas médicos no siempre creen en los beneficios de la alimentación.
J.S: Que no crean en esta teoría o incluso que les sea indiferente, puedo comprenderlo. Lo que me sorprende más, es que no quieran experimentarlo. Yo he cumplido con mi deber exponiendo mi teoría y no busco reconocimientos especiales. Yo trato gratuitamente a las personas, hago una docena de conferencias cada año para transmitir mis ideas a los médicos y al público en general.
Entrevista de Martine Laganier - www.medecines-douces.com
Publicado en Alternative Santé - L’Impatient (Francia)



Su obra principal: "La Alimentación, la 3º medicina", Está publicada en castellano por la Editorial Integral.

miércoles, 21 de marzo de 2012

CON MÁS ENFERMOS TAMBIÉN SUBE EL PRODUCTO BRUTO INTERNO.


Domingo 05 de febrero de 2012 | Publicado en edición impresa

Perspectiva global
Las fallas del capitalismo explican hasta la obesidad

Por Kenneth Rogoff  | Para LA NACION

   

FRANCFORT.- Las fallas generalizadas y sistemáticas de la regulación representan los problemas evidentes de los que nadie quiere hablar cuando se trata de reformar el capitalismo occidental actual. Sí, se habló mucho de la dañina dinámica política, regulatoria y financiera que originó el ataque cardíaco de la economía global en 2008. Sin embargo, ¿es sólo un problema de la industria financiera o es un ejemplo de una deficiencia más profunda del capitalismo occidental?

Consideremos la industria de los alimentos, por caso, pensemos en la mala influencia que a veces tiene en la nutrición y en la salud. Las tasas de obesidad se disparan en todo el mundo, aunque entre los países más grandes, tal vez el problema es más grave en los Estados Unidos donde aproximadamente una tercera parte de los adultos son obesos (indicado por el índice de masa corporal superior a 30). Lo que es todavía más sorprendente es que uno de cada seis niños y adolescentes son obesos, un porcentaje que se ha triplicado desde 1980.

Hay muchos otros ejemplos en una amplia variedad de productos y servicios en donde se podrían encontrar cuestiones similares. Sin embargo, me quiero enfocar en la relación que hay entre la industria de los alimentos y los problemas más graves del capitalismo contemporáneo (que sin duda ha facilitado el auge de obesidad en todo el mundo), y la razón por la que el sistema político estadounidense le ha dedicado muy poca atención al asunto.

La obesidad afecta la esperanza de vida de muchas maneras, que van desde las enfermedades cardiovasculares hasta algunos tipos de cáncer. Los costos no sólo los asume el individuo sino también la sociedad directamente, a través del sistema de servicios de salud, e indirectamente, mediante la pérdida de productividad, por ejemplo, y mayores costos de transporte (más combustible de avión, asientos más amplios, etc.).


Sin embargo, la epidemia de la obesidad no interrumpe en absoluto el crecimiento. Los alimentos altamente procesados a base de maíz que tienen numerosos aditivos químicos son bien conocidos por ser un importante motor del aumento de peso, pero, desde una perspectiva convencional de contabilidad del crecimiento, son excelentes. Las grandes empresas agrícolas reciben dinero por producir maíz (a menudo subsidiado), y los procesadores de alimentos reciben dinero por añadir toneladas de químicos para crear un producto adictivo e irresistible. Los científicos reciben dinero por encontrar la mezcla exacta de sal, azúcar y químicos para hacer altamente adictiva la comida instantánea más nueva; los anunciantes reciben dinero por promoverla; y al final, la industria de la salud gana fortunas al tratar la enfermedad que inevitablemente se produce.

El capitalismo coronario es fantástico para el mercado bursátil. Los alimentos muy procesados también son buenos para la creación de empleos, incluidos los de alto nivel en las áreas de la investigación, la publicidad y los servicios de salud.

Entonces, ¿quién podría quejarse? Ciertamente no los políticos, que son reelegidos cuando abundan los empleos y los precios de las acciones están a la alza. En los Estados Unidos, los políticos que osaran hablar de las implicaciones de los alimentos procesados para la salud, el medio ambiente o la sustentabilidad, se quedarían en numerosas ocasiones sin financiamiento para sus campañas.

Las fuerzas del mercado alentaron la innovación, que redujo los precios de los alimentos procesados, mientras que los de las frutas y vegetales subieron. Es un punto razonable, pero pasa por alto el fracaso del mercado.

Los consumidores reciben poca información en las escuelas, bibliotecas o campañas de salud; en cambio, los mensajes publicitarios los inundan con información errónea. Dado que en la mayor parte de los países hay pocos recursos para tener una televisión pública de alta calidad, los niños quedan cooptados por los canales que pagan los anunciantes, incluidos los de la industria de alimentos.

Más allá de la desinformación, los productores tienen pocos incentivos para confrontar los costos del daño ambiental que provocan. Igualmente, los consumidores no tienen muchos motivos para asumir los costos de salud relacionados con la elección de sus alimentos. Sería muy grave que nuestros únicos problemas fueran los ataques al corazón que provoca la industria de los alimentos y el fenómeno económico equivalente que facilita la industria financiera. Sin embargo, la dinámica patológica del marco regulatorio, político y económico que caracteriza a estas industrias es mucho más dañina.

El equilibrio entre la soberanía de los consumidores y el paternalismo es delicado. Pero, bien podríamos crear un balance más sano mediante información más efectiva a través de una amplia gama de plataformas para que las personas puedan empezar a tomar decisiones de consumo y políticas mejor fundamentadas.

    33%
    Es el porcentaje de población de los Estados Unidos que padece obesidad, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de ese país.

© Project Syndicate, 2012

El autor es profesor de Economía de la Universidad de Harvard y fue economista del FMI

lunes, 12 de marzo de 2012

LA PACHAMAMA, EL HUMANO Y EL BUEN VIVR


Este año en el programa de radio uno de los ejes centrales que nos servirán como guía, será el concepto ancestral americano y sobre todo andino denominado el Buen vivir -sumak kawsay- que recientemente ha sido incorporado a las modernas constituciones de Bolivia y Ecuador.
Los pueblos andinos tienen mucho para enseñarnos, el Buen vivir precisamente, no es el vivir mejor materialista de occidente. 
Para vivir mejor siempre hay que hacerlo a costa de otros, para seguir con el crecimiento material la naturaleza tiene que sucumbir.
El Buen vivir nos habla de una vida comunitaria de plena cooperación, donde la comunidad tiene un valor supremo por encima de los bienes individuales.


El libro recientemente aparecido del Dr.Eugenio Raúl Zaffaroni, LA PACHAMAMA Y EL HUMANO, es una excelente obra para abordar está temática.



Zaffaroni nos plantea la necesidad de que en este cambio de época, haya un feliz encuentro entre las culturas ancestrales americanas y la cultura occidental que hoy empieza a plantear desde ciertos ámbitos científicos, acádemicos y ciudadanos lo que nuestras civilizaciones del abya yala siempre conocieron.
Estamos a tiempo, pero con -paradójicamente muy poco tiempo- para un cambio profundo que salve a nuestra civilización.
Aquí compartimos a modo de introducción, el noveno capítulo del libro, donde el autor hace un recorrido por esta nueva ética propuesta por ciertos pensadores desde el llamado primer mundo.

La ética derivada de Gaia

De la hipótesis Gaia se deriva una ética hacia Gaia, ensayada en alguna medida por todos los autores que se ocupan del tema, como corolario final de sus obras específicas. La perspectiva de una ética desde dentro de Gaia y como parte de ella configura un nuevo paradigma –sin ánimo de abusar de la palabra-, pues importa reconocer los derechos de todos los otros entes que comparten con nosotros la tierra y reconocerles –al menos- su derecho a la existencia y al pacífico desarrollo de sus vidas. 

 
No se trata de un ambientalismo dirigido a proteger cotos de caza ni recursos alimentarios escasos para el ser humano, ni tampoco de proteger especies por mero sentimiento de piedad hacia seres menos desarrollados, sino de reconocer obligaciones éticas respecto de ellos, que se derivan de la circunstancia de participar conjuntamente en un todo vivo, de cuya salud dependemos todos, humanos y no humanos. No se trata tampoco de limitar esos derechos a los animales, sino de reconocerlos a las plantas y a los seres microscópicos en tanto formamos parte de un continuo de vida, e incluso a la materia aparentemente inerte, que no es tan inerte como parece.  

 
La ética derivada de la hipótesis Gaia como culminación del reconocimiento de obligaciones desde el ecologismo profundo incluye la del animalismo y la redondea, pues le impide caer en contradicciones acerca de las que algunos animalistas se ven en figurillas: ¿Por qué no considerar que es contrario a la ética animalista que un pescador ponga un gusano vivo como carnada o permita que el pez la engulla y sufra muriendo con el anzuelo clavado? ¿Por qué no extremar las cosas y caminar desnudos cuidando el paso para no pisar hormigas y con tules en la boca para no engullir pequeñas vidas, al estilo jainista radical?
La ética derivada de Gaia no excluye la satisfacción de necesidades vitales, pues la vida es un continuo en que todos sobrevivimos, pero excluye la crueldad por simple comodidad y el abuso superfluo e innecesario. Explica que no es lo mismo sacrificar animales para lucir costosos abrigos que pescar con carnada, y que es preferible hacerlo con carnada que hacerlo con redes y desperdiciar la mitad de los ejemplares recogidos para quedarse con los más valiosos en el mercado. 

 
No puede llamar la atención que la hipótesis Gaia, tributaria de un evolucionismo que retorna y reinterpreta a Darwin –y descarta a Spencer- y que se rige por la regla de constante y mayor complejidad creciente en base a cooperación y simbiosis, haya llamado la atención de autores teístas, precedidos por una fuerte corriente evolucionista, en la que se destacan desde la primera mitad del siglo pasado Bergson y Teilhard de Chardin . Sin duda que esta recepción teológica de la ética de Gaia reavivará viejas polémicas, como la de Jacques Monod y Teilhard, que no hicieron más que reproducir en campo científico la disputa interna del existencialismo (Sartre y Marcel, por ejemplo ). 

 
En definitiva esta disputa -¿programa o azar?- nos lleva a un terreno filosófico y ontológico muy lejano en el pensamiento occidental y que hunde sus raíces en el pensamiento de la India y en su discutida influencia sobre la filosofía griega. Es obvio que el debate queda abierto y reconocemos nuestra incapacidad para abrir cualquier juicio que no sea una mera opinión. 



 Lo cierto es que este paso se produce con un pensador de nuestra región -por añadidura un teólogo-, que adopta la hipótesis Gaia con particular profundidad en sus obras más recientes: Leonardo Boff . Boff asume la posibilidad –señalada por Lovelock- de que la tierra se sacuda este producto molesto que somos los humanos y que siga su proceso de complejización dando lugar en unos millones de años (que son pocos en su vida) a otro ser inteligente. Hasta recuerda que Theodor Monod -el naturalista francés del Sahara- candidateaba para semejante desarrollo a los cefalópodos del fondo de los mares .
un teólogo-, que adopta la hipótesis Gaia con particular profundidad en sus obras más recientes: Leonardo Boff . Boff asume la posibilidad –señalada por Lovelock- de que la tierra se sacuda este producto molesto que somos los humanos y que siga su proceso de complejización dando lugar en unos millones de años (que son pocos en su vida) a otro ser inteligente. La misma lógica –escribe- que explota clases y somete naciones es la que depreda los ecosistemas y extenúa el planeta Tierra. La Tierra –como sus hijos e hijas empobrecidos- precisa liberación. Todos vivimos oprimidos bajo un paradigma de civilización que nos exiló de la comunidad de vida, que se relaciona con violencia sobre la naturaleza y que nos hace perder la reverencia ante la sacralidad y la majestad del universo . Más adelante, expresamente asume Gaia y precisa su concepto: La Tierra es un organismo vivo, es la Pachamama de nuestros indígenas, la Gaia de los cosmólogos contemporáneos. En una perspectiva evolucionaria, nosotros, seres humanos, nacidos del humus, somos la propia Tierra que llegó a sentir, a pensar, a amar, a venerar y hoy a alarmarse. Tierra y ser humano, somos una única realidad compleja, como bien lo vieron los astronautas desde la Luna o desde sus naves espaciales . También lo hace en otra parte: Nosotros no vivimos sobre la Tierra. Nosotros somos Tierra (“adamah-adam, humus-homo-homem”), parte de la Tierra. Entre los seres vivos e inertes, entre la atmósfera, los océanos, las montañas, la superficie terrestre, la biósfera y la antropósfera, rigen interrelaciones. No hay adición de todas estas partes, sino organicidad entre ellas . 

 
Dejando entre paréntesis la interpretación teológica, creemos que en el futuro será indispensable la cita de Boff por la precisión con que sintetiza Gaia y la situación de la humanidad en el momento actual y en la perspectiva del tiempo geológico. También porque en dos palabras –y al pasar- resalta lo que de modo muy particular y desde nuestra región abre el salto de Gaia al derecho, y nada menos que al derecho constitucional: Gaia es la Pachamama. 


 
      Henri Bergson, La evolución creadora, Planeta, 1985; Pierre Teilhard de Chardin, La aparición del hombre, Madrid, 1963; en una línea semejante, Bernard Delgaauw, La historia como progreso, Buenos Aires, 1968.
      Al respecto, Fritz Heinemann, Existenzphilosophie lebendig odar tot?, Stuttgart, 1963, págs. 112 y 146.
           Cfr. Leonardo Boff, Do iceberg ao Arca de Noé, O nascimento de uma ética planetária, Petrópolis, 2002; también Civilizaçao planetária, Desafios à sociedade e ao Cristianismo, Rio de Janeiro, 2003; y Homem: Sata ou anjo bom?, Rio de Janeiro, 2008.
      Do iceberg, cit, págs. 79, 80.
      Cfr. Leonardo Boff, Do iceberg ao Arca de Noé, O nascimento de uma ética planetária, Petrópolis, 2002; también Civilizaçao planetária, Desafios à sociedade e ao Cristianismo, Rio de Janeiro, 2003; y Homem: Sata ou anjo bom?, Rio de Janeiro, 2008.
      Idem, pág. 91.
      Idem, pág. 100.

domingo, 4 de marzo de 2012

La gran contradicción brasileña

Leonardo Boff
Alainet



Crece más y más la convicción, incluso entre los economistas sea del establishment sea de la línea neokeynesiana, de que nos acercamos peligrosamente a los límites físicos de la Tierra. Aun utilizando nuevas tecnologías, difícilmente podremos llevar adelante el proyecto del crecimiento sin límites. La Tierra no aguanta más y nos vemos forzados a cambiar de rumbo.


Economistas como Ladislao Dowbor entre nosotros, Ignace Sachs, Joan Alier, Herman Daly, Tim Jack y Peter Victor y mucho antes Georgescu-Roegen, incorporan orgánicamente el momento ecológico en el proceso productivo. Especialmente el inglés T. Jack se ha dado a conocer por el libroProsperidad sin crecimiento (2009) y el canadiense P. Victor por Managing sin crecimiento (2008). Ambos mostraron que el aumento de la deuda para financiar el consumo privado y público (es el caso actual en los países ricos), exigiendo más energía y un mayor uso de bienes y servicios naturales, no es en modo alguno sostenible.



Los premios Nobel P. Krugman y J. Stiglitz, por no incluir el explícitamente en sus análisis los límites de la Tierra, caen en la trampa de proponer como salida para la crisis actual un mayor gasto público, en el supuesto de que éste producirá crecimiento económico y mayor consumo con los cuales se pagarán más adelante las astronómicas deudas privadas y públicas. Ya hemos dicho hasta la saciedad que un planeta finito no soporta un proyecto de esta naturaleza, que presupone la infinitud de los bienes y servicios. Este es un dato ya asegurado.


Lo que Jack y Victor proponen es una «prosperidad sin crecimiento». En los países desarrollados el crecimiento alcanzado ya es suficiente para permitir el desarrollo de las potencialidades humanas, dentro de los límites posibles del planeta. Entonces, basta de crecimiento. Lo que se puede pretender es la «prosperidad» que significa más calidad de vida, de educación, salud, cultura ecológica, espiritualidad, etc. Esta solución es racional pero puede provocar un gran desempleo, problema que ellos resuelven mal, apelando a una renta universal básica y una disminución de las horas de trabajo. No habrá ninguna solución sin un previo acuerdo sobre cómo vamos a relacionarnos con la Tierra, amigablemente, y sin definir los modelos de consumo para que todos tengan lo suficiente y lo decente. 


Para los países pobres y emergentes se invierte la relación. Se necesita «crecimiento con prosperidad». El crecimiento es necesario para atender las demandas mínimas de los que están en la pobreza, en la miseria y en la exclusión social. Es una cuestión de justicia asegurar la cantidad de bienes y servicios indispensables. Pero simultáneamente se debe buscar la prosperidad, que tiene que ver con la calidad del crecimiento. Existe el peligro real de que sean víctimas de la lógica del sistema que incita a consumir más y más, especialmente bienes superfluos. Entonces acabarían agravando los límites de la Tierra, que es justamente lo que se quiere evitar. Estamos ante un angustiante círculo vicioso que no sabemos cómo hacer virtuoso sin perjudicar la sostenibilidad de la Tierra viva.


La contradicción vivida por Brasil es ésta: urge crecer para realizar lo que el gobierno petista hizo, a saber, garantizar los mínimos para que millones puedan comer y, mediante políticas sociales, ser incorporados a la sociedad. Para las clases ya atendidas, se necesita menos crecimiento y más prosperidad: mejorar la calidad del vivir bien, la educación, las relaciones sociales menos desiguales, y más solidaridad a partir de los últimos. ¿Pero quién va a convencerlos si están violentamente mediatizados por la propaganda que los incita al consumo?


Sucede que hasta ahora los gobiernos solamente han hecho políticas distributivas: repartieron desigualmente los recursos públicos. Primero se garantizaron 140.000 millones de reales para el sistema financiero a fin de pagar la deuda pública, después para los grandes proyectos, y solamente cerca de 60.000 millones para las inmensas mayorías que sólo ahora están ascendiendo. Todos ganan pero de forma desigual. Tratar de forma desigual a iguales es una gran injusticia. Nunca ha habido políticas redistributivas: tomar de los ricos (por medios legales) y pasarlo a los que más lo necesitan. Habría equidad.


Lo más grave es que con la obsesión del crecimiento estamos minando la vitalidad de la Tierra. Necesitamos crecimiento pero con una nueva conciencia ecológica que nos libere de la esclavitud del productivismo y del consumismo. Este es el gran desafío al enfrentar la incómoda contradicción brasileña.

                                        
Leonardo Boff es Teólogo, Filósofo y autor de Sustentabilidade: o que é e o que não é, Vozes, Petrópolis 2012.

Fuente: http://alainet.org/active/52975

martes, 31 de enero de 2012

FIDEL Y LOS RECURSOS NATURALES

La Habana, 6 de Enero de 2012
 REFLEXIONES DEL COMPAÑERO FIDEL
La marcha hacia el abismo
No es cuestión de optimismo o pesimismo, saber o ignorar cosas elementales, ser responsables o no de los acontecimientos. Los que pretenden considerarse políticos debieran ser lanzados al basurero de la historia cuando, como es norma, en esa actividad ignoran todo o casi todo lo que se relaciona con ella.
No hablo por supuesto de los que a lo largo de varios milenios convirtieron los asuntos públicos en instrumentos de poder y riquezas para las clases privilegiadas, actividad en la que verdaderos récords de crueldad han sido impuestos durante los últimos ocho o diez mil años sobre los que se tienen vestigios ciertos de la conducta social de nuestra especie, cuya existencia como seres pensantes, según los científicos, apenas rebasa los 180 mil años.
No es mi propósito enfrascarme en tales temas que seguramente aburrirían a casi el ciento por ciento de las personas continuamente bombardeadas con noticias a través de medios, que van desde la palabra escrita hasta las imágenes tridimensionales que comienzan a exhibirse en costosos cines, y no está lejano el día en que también predominen en las ya de por sí fabulosas imágenes de la televisión. No es casual que la llamada industria de la recreación tenga su sede en el corazón del imperio que a todos tiraniza.


Lo que pretendo es situarme en el punto de partida actual de nuestra especie para hablar de la marcha hacia el abismo. Podría incluso hablar de una marcha "inexorable" y estaría seguramente más cerca de la realidad. La idea de un juicio final está implícita en las doctrinas religiosas más extendidas entre los habitantes del planeta, sin que nadie las califique por ello de pesimistas. Considero, por el contrario, deber elemental de todas las personas serias y cuerdas, que son millones, luchar para posponer y, tal vez impedir, ese dramático y cercano acontecimiento en el mundo actual.
Numerosos peligros nos amenazan, pero dos de ellos, la guerra nuclear y el cambio climático, son decisivos y ambos están cada vez más lejos de aproximarse a una solución.
La palabrería demagógica, las declaraciones y los discursos de la tiranía impuesta al mundo por Estados Unidos y sus poderosos e incondicionales aliados, en ambos temas, no admiten la menor duda al respecto.
El primero de enero de 2012, año nuevo occidental y cristiano, coincide con el aniversario del triunfo de la Revolución en Cuba y el año en que se cumple el 50 Aniversario de la Crisis de Octubre de 1962, que puso al mundo al borde de la guerra mundial nuclear, lo que me obliga a escribir estas líneas.
Carecerían de sentido mis palabras si tuviesen como objetivo imputar alguna culpa al pueblo norteamericano, o al de cualquier otro país aliado de Estados Unidos en la insólita aventura; ellos, como los demás pueblos del mundo, serían las víctimas inevitables de la tragedia. Hechos recientes ocurridos en Europa y otros puntos muestran las indignaciones masivas de aquellos a los que el desempleo, la carestía, las reducciones de sus ingresos, las deudas, la discriminación, las mentiras y la politiquería, conducen a las protestas y a las brutales represiones de los guardianes del orden establecido.


Con frecuencia creciente se habla de tecnologías militares que afectan la totalidad del planeta, único satélite habitable conocido a cientos de años luz de otro que tal vez resulte adecuado si nos movemos a la velocidad de la luz, trescientos mil kilómetros por segundo.
No debemos ignorar que si nuestra maravillosa especie pensante desapareciera transcurrirían muchos millones de años antes de que surja nuevamente otra capaz de pensar, en virtud de los principios naturales que rigen como consecuencia de la evolución de las especies, descubierta por Darwin en 1859 y que hoy reconocen todos los científicos serios, creyentes o no creyentes.
Ninguna otra época de la historia del hombre conoció los actuales peligros que afronta la humanidad. Personas como yo, con 85 años cumplidos, habíamos arribado a los 18 con el título de bachiller antes de que concluyera la elaboración de la primera bomba atómica.
Hoy los artefactos de ese carácter listos para su empleo —incomparablemente más poderosos que los que produjeron el calor del sol sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki— suman miles.
Las armas de ese tipo que se guardan adicionalmente en los depósitos, añadidas a las ya desplegadas en virtud de acuerdos, alcanzan cifras que superan los veinte mil proyectiles nucleares.
El empleo de apenas un centenar de esas armas sería suficiente para crear un invierno nuclear que provocaría una muerte espantosa en breve tiempo a todos los seres humanos que habitan el planeta, como ha explicado brillantemente y con datos computarizados el científico norteamericano y profesor de la Universidad de Rutgers, New Jersey, Alan Robock.
Los que acostumbran a leer las noticias y análisis internacionales serios, conocen cómo los riesgos del estallido de una guerra con empleo de armas nucleares se incrementan a medida que la tensión crece en el Cercano Oriente, donde en manos del gobierno israelita se acumulan cientos de armas nucleares en plena disposición combativa, y cuyo carácter de fuerte potencia nuclear ni se admite ni se niega. Crece igualmente la tensión en torno a Rusia, país de incuestionable capacidad de respuesta, amenazada por un supuesto escudo nuclear europeo.
Mueve a risas la afirmación yanki de que el escudo nuclear europeo es para proteger también a Rusia de Irán y Corea del Norte. Tan endeble es la posición yanki en este delicado asunto, que su aliado Israel ni siquiera se toma la molestia de garantizar consultas previas sobre medidas que puedan desatar la guerra.
 La humanidad, en cambio, no goza de garantía alguna. El espacio cósmico, en las proximidades de nuestro planeta, está saturado de satélites de Estados Unidos destinados a espiar lo que ocurre hasta en las azoteas de las viviendas de cualquier nación del mundo. La vida y costumbres de cada persona o familia pasó a ser objeto de espionaje; la escucha de cientos de millones de celulares, y el tema de las conversaciones que aborde cualquier usuario en cualquier parte del mundo deja de ser privado para convertirse en material de información para los servicios secretos de Estados Unidos.


Ese es el derecho que va quedando a los ciudadanos de nuestro mundo en virtud de los actos de un gobierno cuya constitución, aprobada en el Congreso de Filadelfia en 1776, establecía que todavía los hombres nacían libres e iguales y a todos les concedía el Creador determinados derechos, de los cuales no les quedan ya, ni a los propios norteamericanos ni a ciudadano alguno del mundo siquiera el de comunicar por teléfono a familiares y amigos sus sentimientos más íntimos.
La guerra, sin embargo, es una tragedia que puede ocurrir, y es muy probable que ocurra; mas, si la humanidad fuese capaz de retrasarla un tiempo indefinido, otro hecho igualmente dramático está ocurriendo ya con creciente ritmo: el cambio climático. Me limitaré a señalar lo que eminentes científicos y expositores de relieve mundial han explicado a través de documentos y filmes que nadie cuestiona.
Es bien conocido que el gobierno de Estados Unidos se opuso a los acuerdos de Kyoto sobre el medio ambiente, una línea de conducta que ni siquiera concilió con sus más cercanos aliados, cuyos territorios sufrirían tremendamente y algunos de los cuales, como Holanda, desaparecerían casi por entero. 


 El planeta marcha hoy sin política sobre este grave problema, mientras los niveles del mar se elevan, las enormes capas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia, donde se acumula más del 90 % del agua dulce del mundo, se derriten con creciente ritmo, y ya la humanidad, el pasado 30 de noviembre de 2011, alcanzó oficialmente la cifra de 7 mil millones de habitantes que en las áreas más pobres del mundo crece de forma sostenida e inevitable. ¿Es que acaso los que se han dedicado a bombardear países y matar millones de personas durante los últimos 50 años se pueden preocupar por el destino de los demás pueblos?
Estados Unidos es hoy no solo el promotor de esas guerras, sino también el mayor productor y exportador de armas en el mundo.
Como es conocido, ese poderoso país ha suscrito un convenio para suministrar 60 mil millones de dólares en los próximos años al reino de Arabia Saudita, donde las transnacionales de Estados Unidos y sus aliados extraen cada día 10 millones de barriles de petróleo ligero, es decir, mil millones de dólares en combustible. ¿Qué será de ese país y de la región cuando esas reservas de energía se agoten? No es posible que nuestro mundo globalizado acepte sin chistar el colosal derroche de recursos energéticos que la naturaleza tardó cientos de millones de años en crear, y cuya dilapidación encarece los costos esenciales. No sería en absoluto digno del carácter inteligente atribuido a nuestra especie.
En los últimos 12 meses tal situación se agravó considerablemente a partir de nuevos avances tecnológicos que, lejos de aliviar la tragedia proveniente del derroche de los combustibles fósiles, la agrava considerablemente.
Científicos e investigadores de prestigio mundial venían señalando las consecuencias dramáticas del cambio climático.


  En un excelente documental fílmico del director francés Yann Arthus-Bertrand, titulado Home, y elaborado con la colaboración de prestigiosas y bien informadas personalidades internacionales, publicado a mediados del año 2009, este advirtió al mundo con datos irrebatibles lo que estaba ocurriendo. Con sólidos argumentos exponía las consecuencias nefastas de consumir, en menos de dos siglos, los recursos energéticos creados por la naturaleza en cientos de millones de años; pero lo peor no era el colosal derroche, sino las consecuencias suicidas que para la especie humana tendría. Refiriéndose a la propia existencia de la vida, le reprochaba a la especie humana: "¼ Te beneficias de un fabuloso legado de 4 000 millones de años suministrado por la Tierra. Solamente tienes 200 000 años, pero ya has cambiado la faz del mundo".
No culpaba ni podía culpar a nadie hasta ese minuto, señalaba simplemente una realidad objetiva. Sin embargo, hoy tenemos que culparnos todos de que lo sepamos y nada hagamos por tratar de remediarlo.
En sus imágenes y conceptos, los autores de esa obra incluyen memorias, datos e ideas que estamos en el deber de conocer y tomar en cuenta.
En meses recientes, otro fabuloso material fílmico exhibido fue Océanos, elaborado por dos realizadores franceses, considerado el mejor filme del año en Cuba; tal vez, a mi juicio, el mejor de esta época.
Es un material que asombra por la precisión y belleza de las imágenes nunca antes filmadas por cámara alguna: 8 años y 50 millones de euros fueron invertidos en ella. La humanidad tendrá que agradecer esa prueba de la forma en que se expresan los principios de la naturaleza adulterados por el hombre. Los actores no son seres humanos: son los pobladores de los mares del mundo. ¡Un Oscar para ellos!
Lo que motivó para mí el deber de escribir estas líneas no surgió de los hechos referidos hasta aquí, que de una forma u otra he comentado anteriormente, sino de otros que, manejados por intereses de las transnacionales, han estado saliendo a la luz dosificadamente en los últimos meses y sirven a mi juicio como prueba definitiva de la confusión y el caos político que impera en el mundo.


Hace apenas unos meses leí por primera vez algunas noticias sobre la existencia del gas de esquisto. Se afirmaba que Estados Unidos disponía de reservas para suplir sus necesidades de este combustible durante 100 años. Como dispongo en la actualidad de tiempo para indagar sobre temas políticos, económicos y científicos que pueden ser realmente útiles a nuestros pueblos, me comuniqué discretamente con varias personas que residen en Cuba o en el exterior de nuestro país. Curiosamente, ninguna de ellas había escuchado una palabra sobre el asunto. No era desde luego la primera vez que eso sucedía. Uno se asombra de hechos importantes de por sí que se ocultan en un verdadero mar de informaciones, mezcladas con cientos o miles de noticias que circulan por el planeta.



 Persistí, no obstante, en mi interés sobre el tema. Han transcurrido solo varios meses y el gas de esquisto no es ya noticia. En vísperas del nuevo año se conocían ya suficientes datos para ver con toda claridad la marcha inexorable del mundo hacia el abismo, amenazado por riesgos tan extremadamente graves como la guerra nuclear y el cambio climático. Del primero, ya hablé; del segundo, en aras de la brevedad, me limitaré a exponer datos conocidos y algunos por conocer que ningún cuadro político o persona sensata debe ignorar.
No vacilo en afirmar que observo ambos hechos con la serenidad de los años vividos, en esta espectacular fase de la historia humana, que han contribuido a la educación de nuestro pueblo valiente y heroico.
El gas se mide en TCF, los cuales pueden referirse a pies cúbicos o metros cúbicos —no siempre se explica si se trata de uno o de otro— depende del sistema de medidas que se aplique en un determinado país. Por otro lado, cuando se habla de billones suelen referirse al billón español que significa un millón de millones; tal cifra en inglés se califica como trillón lo cual debe tenerse en cuenta cuando se analizan las referidas al gas que suelen ser voluminosas. Trataré de señalarlo cuando sea necesario.
El analista norteamericano Daniel Yergin, autor de un voluminoso clásico de historia del petróleo afirmó, según la agencia de noticias IPS, que ya un tercio de todo el gas que se produce en Estados Unidos es gas de esquisto.


 "¼ la explotación de una plataforma con seis pozos puede consumir 170.000 metros cúbicos de agua e incluso provocar efectos dañinos como influir en movimientos sísmicos, contaminar aguas subterráneas y superficiales, y afectar el paisaje".
El grupo británico BP informa por su parte que "Las reservas probadas de gas convencional o tradicional en el planeta suman 6.608 billones —millón de millones— de pies cúbicos, unos 187 billones de metros cúbicos, [¼ ] y los depósitos más grandes están en Rusia (1.580 TCF), Irán (1.045), Qatar (894), y Arabia Saudita y Turkmenistán, con 283 TCF cada uno". Se trata del gas que se venía produciendo y comercializando.
"Un estudio de la EIA —una agencia gubernamental de Estados Unidos sobre energía— publicado en abril de 2011 encontró prácticamente el mismo volumen (6.620 TCF o 187,4 billones de metros cúbicos) de shale gas recuperable en apenas 32 países, y los gigantes son: China (1.275 TCF), Estados Unidos (862), Argentina (774), México (681), Sudáfrica (485) y Australia (396 TCF)". Shale gas es gas de esquisto. Obsérvese que de acuerdo a lo que se conoce Argentina y México poseen casi tanto como Estados Unidos. China, con los mayores yacimientos, posee reservas que equivalen a casi el doble de aquellos y un 40 % más que Estados Unidos.
"¼ países secularmente dependientes de proveedores extranjeros contarían con una ingente base de recursos en relación con su consumo, como Francia y Polonia, que importan 98 y 64 por ciento, respectivamente, del gas que consumen, y que tendrían en rocas de esquistos o lutitas reservas superiores a 180 TCF cada uno".
 "Para extraerlo de las lutitas —señala IPS— se apela a un método bautizado ‘fracking’ (fractura hidráulica), con la inyección de grandes cantidades de agua más arenas y aditivos químicos. La huella de carbono (proporción de dióxido de carbono que libera a la atmósfera) es mucho mayor que la generada con la producción de gas convencional.


"Como se trata de bombardear capas de la corteza terrestre con agua y otras sustancias, se incrementa el riesgo de dañar subsuelo, suelos, napas hídricas subterráneas y superficiales, el paisaje y las vías de comunicación si las instalaciones para extraer y transportar la nueva riqueza presentan defectos o errores de manejo".
Baste señalar que entre las numerosas sustancias químicas que se inyectan con el agua para extraer este gas se encuentran el benceno y el tolueno, que son sustancias terriblemente cancerígenas.
La experta Lourdes Melgar, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, opina que:
"‘Es una tecnología que genera mucho debate y son recursos ubicados en zonas donde no hay agua’¼ ".
"Las lutitas gasíferas —expresa IPS— son canteras de hidrocarburos no convencionales, encalladas en rocas que las guarecen, por lo que se aplica la fractura hidráulica (conocida en inglés como ‘fracking’) para liberarlas a gran escala".
"La generación de gas shale involucra altos volúmenes de agua y la excavación y fractura generan grandes cantidades de residuos líquidos, que pueden contener químicos disueltos y otros contaminantes que requieren tratamiento antes de su desecho."
 "La producción de esquisto saltó de 11.037 millones de metros cúbicos en 2000 a 135.840 millones en 2010. En caso de seguir a este ritmo la expansión, en 2035 llegará a cubrir 45 por ciento de la demanda de gas general, según la EIA.
"Investigaciones científicas recientes han alertado del perfil ambiental negativo del gas lutita.
"Los académicos Robert Howarth, Renee Santoro y Anthony Ingraffea, de la estadounidense Universidad de Cornell, concluyeron que ese hidrocarburo es más contaminante que el petróleo y el gas, según su estudio ‘Metano y la huella de gases de efecto invernadero del gas natural proveniente de formaciones de shale’, difundido en abril pasado en la revista Climatic Change.
"‘La huella carbónica es mayor que la del gas convencional o el petróleo, vistos en cualquier horizonte temporal, pero particularmente en un lapso de 20 años. Comparada con el carbón, es al menos 20 por ciento mayor y tal vez más del doble en 20 años’, resaltó el informe".
"El metano es uno de los gases de efecto invernadero más contaminantes, responsables del aumento de la temperatura del planeta".
"‘En áreas activas de extracción (uno o más pozos en un kilómetro), las concentraciones promedio y máximas de metano en pozos de agua potable se incrementaron con proximidad al pozo gasífero más cercano y fueron un peligro de explosión potencial’, cita el texto escrito por Stephen Osborn, Avner Vengosh, Nathaniel Warner y Robert Jackson, de la estatal Universidad de Duke.
"Estos indicadores cuestionan el argumento de la industria de que el esquisto puede sustituir al carbón en la generación eléctrica y, por lo tanto, un recurso para mitigar el cambio climático.
"‘Es una aventura demasiado prematura y riesgosa’".
"En abril de 2010, el Departamento de Estado de Estados Unidos puso en marcha la Iniciativa Global de Gas Shale para ayudar a los países que buscan aprovechar ese recurso para identificarlo y desarrollarlo, con un eventual beneficio económico para las transnacionales de esa nación".


He sido inevitablemente extenso, no tenía otra opción. Redacto estas líneas para el sitio web Cubadebate y para Telesur, una de las emisoras de noticias más serias y honestas de nuestro sufrido mundo.
Para abordar el tema dejé transcurrir los días festivos del viejo y el nuevo año.


Fidel Castro Ruz
Enero 4 de 2012
9 y 15 p.m.
http://www.granma.cu/espanol/reflexiones/6enero-reflexiones.html

lunes, 16 de enero de 2012

En Cocinando Política…. el futuro ya llegó

Sacar la política de los ámbitos habituales de discusión y llevarla a un terreno cotidiano y doméstico como es la cocina es uno de los ejes centrales de esta propuesta llamada Cocinando Política, el taller que Hebe de Bonafini dicta todos los martes en el ECuNHi (Espacio Cultural Nuestros Hijos).

Los análisis económicos, sociales y políticos acerca del capitalismo y del neoliberalismo son a esta altura de la historia vastos e innumerables, pero hacer foco en cuestiones aparentemente menores y resaltar que el cambio de sociedad tendrá que empezar bien de abajo -tal vez desde la cocina de la casa- es un enfoque que creemos visionario.

Hebe sabe bien de que habla cuando nos dice que las nuevas formas de avasallamiento cultural comenzaron -finalizada la 2da. guerra- en la década del 50.
Allí emergen los EE.UU. como el modelo de sociedad triunfante, y de la mano de la aparición de la televisión una creciente población urbana quedó fascinada por la omnipresencia de ese aparato, que dictaba como había que vestirse, que música  escuchar, que comer y en definitiva imponer el modelo de familia y de sociedad al que debíamos aspirar . .

El siglo XX además es el de las grandes migraciones del campo a la ciudad, tanto que hoy a principios del siglo XXI -exactamente el año 2008 marca el punto de inflexión- la población urbana supera por primera vez en la historia de la humanidad a la población rural.
Cuando el hombre se volvió sedentario hace unos 10.000 años y empezó a cultivar sus alimentos desarrolló capacidades que volvieron a las comunidades plenamente autosuficientes. Sin embargo hoy nos hemos transformado en una sociedad de meros consumidores y un consumidor es un ser frágil y dependiente que queda a merced de decisiones ajenas.

Estamos asistiendo a un escenario en donde los límites planetarios se perciben cercanos y no caben más distracciones.
El neoliberalismo financiero se extiende como una mancha venenosa sobre el planeta. De la mano de una agricultura explotadora de la naturaleza, en las últimas décadas posó su mirada sobre las fabulosas ganancias que se podían obtener de la tierra y se lanzó al llamado agro-negocio cuyo objetivo es el control absoluto de la producción y comercialización de alimentos.

El taller en sus cuatro años de recorrido ha puesto manos a la obra en la tarea de generar espacios dinámicos que intenten dar la batalla cultural en estos terrenos.
Así surgieron varias formas de trabajo: como el rescate de las semillas de nuestra América y su incorporación a las recetas de los platos cotidianos; o el cultivo de una huerta permacultural que provee de verdura orgánica a las recetas que se preparan en las clases.

De esa alquimia poderosa y mágica que se produce todos los martes emergió un programa de radio “El futuro…ya llegó!” -domingos de 14 a 15 hs. en la AM530 La Voz de las Madres-.
El nombre del programa no es un galimatías, la idea de futuro como una promesa de bienestar incierta es uno de los arietes del capitalismo. La ilusión del futuro luminoso nos mantiene alienados pero produciendo aunque vivamos un presente de opresión.
Sin embargo el aquí y ahora, es el único lugar desde donde podemos modificar el estado de las cosas y empoderarnos en el hacer permanente disolviendo la eterna frontera entre pensamiento y acción que es una de las enseñanzas de las Madres.

En el programa de radio ponemos el acento entonces en el rescate de los saberes ancestrales de nuestros pueblos originarios y en las enseñanzas de nuestros padres y abuelos que en las últimas décadas fueron barridos por un seudo-conocimiento científico-tecnológico direccionado desde los centros de poder, las multinacionales de la alimentación y los grandes laboratorios.
Analizamos además la generalización de síntomas y enfermedades que la actual forma de relacionarnos con el alimento ha contribuido a crear, todo esto mechado con la lectura de textos visionarios, ecología, buena música y sobre todo tenemos un rincón de las recetas donde vamos hilvanando junto al oyente esto de que otra forma de comer y de vivir es posible.

miércoles, 11 de enero de 2012

UN NUEVO AÑO Y NUEVOS DESAFÍOS....

El 2011 fue un año complicado, varios malos tragos tuvieron que afrontar las Madres y esto requirió que los que realmente valoramos su obra, los que verdaderamente las queremos bien y deseamos aprender y seguir su ejemplo de lucha y resistencia pusiéramos lo mejor de nosotros para ayudar a estas nobles y enormes mujeres a sobreponerse una vez más a la oscuridad que promueven esos dinosaurios que siempre indefectiblemente tiran para abajo.....
Pero las Madres no están atadas a nada y salieron a flote. Los compañeros de las Madres estuvimos junto a ellas en esta tarea y eso hizo que tuviéramos un poquito menos de tiempo para las cuestiones habituales....

En el caso de El Futuro...ya llegó! actualizar el blog fue una tarea que pospusimos, preferimos dar una mano y junto a los compañeros de Cocinando Política atendimos el Bar de las Madres en la Universidad Popular. Con mucho orgullo y alegría supimos que las Madres nos necesitaban allí. 
De todas formas -tal como ellas nos enseñan- nada se paró. De lunes a sábados atendimos el bar, los domingos continuamos haciendo el programa en vivo; y los martes -el dia del taller Cocinando- nos dividimos, mientras un grupo atendía el bar, otro continuaba con las clases del taller y de la huerta. 

En noviembre viajamos a Córdoba para participar del X Congreso de Salud Mental y DD.HH. que por 1º vez se hizo en la ciudad capital de la provincia, allí también llevamos la propuesta del taller, la huerta y el programa de radio.
El final de año estuvo pleno de celebración y comunión por todo lo que se pudo realizar, el taller celebró en el ECuNHi.
El Congreso distinguió por 1º vez en la historia a las Madres y luego hubo un festejo popular en la Plaza de los Dos Congresos.
A fines de noviembre la Feria de las Madres conmemoró sus 10 años de existencia con un gran festival musical hecho a pulmón, la Radio .la AM 530, la Voz de las Madres- cumplió seis años de vida en el aire del dial y también organizó un brindis para sus colaboradores.
El bar atendido por Cocinando Política, tuvo su broche de oro con el estreno de su propia película, un documental que refleja las vivencias y propuestas del taller de Hebe. El día de la proyección hubo brindis con las Madres, los espectadores y la prensa allí presente.

Y por fin luego de este ajetreado 2011, retomando nuestras tareas habituales estamos actualizando la página, como verán hemos subido todos los archivos de audio y de a poquito iremos completando la publicación de textos relativos a los temas que hemos tratado en el aire......
Gracias a todos los oyentes por el apoyo brindado y este 2012 creemos que será también un año de crecimiento para el programa de radio, nuevos desafíos nos esperan y esperamos estar a la altura de las circunstancias. FELIZ AÑO PARA TODOS LOS QUERIDOS OYENTES Y LOS INTERNAUTAS !!!
Hagamos realidad la consigna: EL OTRO SOY YO . siendo conscientes que nunca debemos dar NI UN PASO ATRAS!!

viernes, 15 de julio de 2011

EL SOL EN LA SAL

SAL ANDINA

La sal que cura

Cuando terminaba el segundo milenio, un grupo de jóvenes científicos e investigadores alemanes llegó a una conclusión: había que desarrollar una nueva rama del conocimiento para abordar la comprensión de fenómenos sin respuesta en los ámbitos estancos de la biología, la química y la física. Por ello decidieron crear una disciplina integradora que llamaron biofísica y que desde entonces ha ido ganando adeptos en todo el mundo.

Precisamente los primeros trabajos de estos investigadores se centralizaron en la distinción entre sustancias vivas y muertas, abordando una serie de preguntas sin solución desde el punto de vista fisicoquímico convencional.
¿Porqué el agua del río sagrado de los hindúes (el Ganges), pese a su alta carga de contaminantes puede curar, mientras que la transparente y purificada agua de canilla de ciudades europeas puede enfermar? ¿Por qué los terneros morían luego de pocos días de estar alimentados con leche que sólo era pasteurizada tras ser ordeñada de su vaca madre? ¿Por qué las semillas de trigo expuestas al microondas perdían luego la capacidad de germinar en el suelo? ¿Por qué morían los gatos de un estudio británico, correctamente nutridos con alimentos previamente pasados por microondas? ¿Cuál es la diferencia en un organismo evaluado minutos antes y después de la muerte, sin cambios materiales apreciables?
Todas las respuestas apuntan a una cuestión central: el aspecto energético. El poder organizador de la energía fue el tema central de los biofísicos alemanes. Se generaron interesantes trabajos sobre el aspecto energético del agua (http://www.agua-viva.info/es), que desarrollaremos en otra monografía. Las implicancias del concepto biofísico son de extraordinaria importancia en el campo de la nutrición y por ello lo abordaremos en profundidad en un informe específico. Aquí nos concentraremos sólo en los aspectos relacionados con la sal y la salud, aprovechando la visión integradora que genera esta nueva rama de la ciencia.
Sabemos que la vida sobre la tierra se generó a partir del plasma marino, combinación básica de agua y sal que, a millones de años de distancia, sigue siendo la base de los fluidos internos de vegetales, animales y humanos. En ese “caldo original” se originó la síntesis de aminoácidos que dio lugar a la vida que conocemos. El plasma sanguíneo de los mamíferos mantiene y necesita ese equilibrio original para sostener las funciones vitales. A imagen del planeta, somos 70% agua (pero no cualquier agua) y 1% sal (pero no cualquier sal). Y aquí encontramos una clave. Normalmente se define a estos elementos como H2O (agua) o ClNa (cloruro de sodio); pero es una definición reductiva, que no toma en cuenta la innegable importancia de la geometría energética.
En la visión biofísica se habla de patrones de frecuencia electromagnética altamente ordenados. Cada elemento tiene su campo de vibración electromagnética. La sal presente en el plasma marino posee 84 elementos constitutivos alojados en su estructura cristalina; por tanto, incorpora los campos electromagnéticos inherentes a cada uno de ellos. En contraposición, la sal refinada de mesa ha sido artificialmente reducida a dos elementos: cloro y sodio. Por tanto, electromagnéticamente se ve también reducida a la desequilibrada presencia de esos únicos dos patrones vibratorios. No olvidemos además los daños que generan los procesos industriales usados en distintos lugares del mundo para la refinación y la producción: recordemos aquello de las elevadísimas temperaturas utilizadas (670ºC) y la alta tensión del sistema de intercambio de iones (3000 voltios y 120 amperes).
También sabemos que la sal es responsable de generar conductividad eléctrica en el agua, algo que aprendimos en la escuela secundaria. Sin sal no hay conductividad y sin conductividad adecuada no puede haber funciones normales en el organismo. El pensamiento o la comunicación hormonal, son funciones que se basan en la transmisión de iones (átomos cargados eléctricamente) entre células. No es difícil intuir que sucede en el organismo cuando hay carencia de sal con un patrón de frecuencia ordenado. Pero atención, no confundir el habitual exceso de sal refinada con la también extendida carencia de sal de buena calidad.
Otro aspecto importante de la red cristalina de la sal marina, es su capacidad intrínseca de almacenar la energía del sol (energía fotónica). Los quantos de luz se almacenan en la red cristalina de la sal, pasando luego al estado líquido cuando las moléculas de sal se recombinan con moléculas de agua. Recordemos que el termino sajón “sole” (salmuera), proviene justamente del latín “sol”. Por ello, cuando los biofísicos hablan de la solución obtenida por mezcla de agua con cristales de sal de roca, hablan de “sol líquido”.
Cuando se disuelven cristales de sal de roca en agua, los iones de la sal se hidrolizan. En este proceso, las estructuras geométricas de la sal y del agua dan lugar a la formación de una nueva estructura de tercera dimensión. La estructura cristalina de la solución salina es tan profunda, que conserva su patrón vibratorio intacto durante 24 horas en nuestro organismo. Esta frecuencia es medible y coincide con el patrón vibratorio del planeta (resonancia Schuman), del cual todos los seres vivos somos dependientes para mantenernos en equilibrio funcional. Cuando perdemos este patrón energético, las células, en lugar de trabajar en resonancia, comienzan a funcionar en disonancia. Esto, que en música sería “falta de afinación”, según la biofísica, explica el origen de las más de 40.000 enfermedades clasificadas por la medicina moderna.
Nuestras células solo pueden absorber los minerales orgánicamente disponibles, a través de mecanismos iónicos y coloidales. Todo elemento mineral que no tenga esta capacidad bioeléctrica para transponer las compuertas de las membranas celulares, no solo será inútil para nuestro cuerpo, sino que además provocará una pesada carga para generar su eliminación como sustancia tóxica. Este discurso es válido para todos los elementos que ingresan al organismo y la sal es uno de ellos. Solo la sal natural e íntegra, con un patrón vibratorio ordenado, tiene la capacidad de penetrar en las membranas celulares, mientras que la sal refinada no puede lograr ese cometido. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con el hierro: una molécula presente en un vegetal se asimila fácilmente, mientras que una limadura metálica resulta tóxica para el organismo. Aunque burdo, este ejemplo sirve para explicar la escasa utilidad de los suplementos minerales y vitamínicos producidos sintéticamente en laboratorios.
El empleo de microscopios electrónicos de alta potencia, permite visualizar en imágenes todo lo que expresamos en palabras sobre las diferentes sales. A continuación reproducimos fotografías de distintos cristales de sal, publicadas en el libro “Agua & Sal” de lo doctores alemanes Barbara Hendel (médica) y Peter Ferreira (biofísico). Para dar una idea de lo reciente de estos conocimientos, digamos que dicho volumen fue editado en Alemania en 2001 y traducido al inglés recién en 2003.


Cristales de sal refinada








 Cristales de sal marina








Cristales de sal andina






 Los cristales de sal andina muestran una estructura cristalina equilibrada, bien ramificada, sin sombras o bordes ásperos. El cristal no se aísla de los elementos minerales constitutivos, sino que se conecta con ellos en estado armonioso. Esto indica un contenido de energía, en forma de minerales, equilibrado y fácilmente metabolizable. Este cristal, pleno de vida, tendrá un efecto vitalizante en el cuerpo y el resultado será ampliamente positivo, con una ganancia neta de energía y esfuerzo nulo en el proceso de asimilación.
Los cristales de sal marina de simple evaporación son irregulares, con estructuras cristalinas aisladas y desconectadas de los elementos naturales que los rodean. Debido a esto, los minerales presentes exigirán del organismo un gran expendio de energía para vitalizarlos y metabolizarlos. El balance de dicha ingesta será ligeramente positivo, dada la pérdida de energía requerida para su asimilación.
Finalmente los cristales de sal de mesa refinada se muestran artificiales, aislados entre sí y muertos. No hay estructura cristalina vital y faltan los minerales complementarios. El organismo debe expender grandes cantidades de energía para neutralizar su reactividad, sea por medio del aporte de reservas minerales orgánicas, como de agua intracelular. El balance de su ingesta será ampliamente negativo, pues hay drenaje de reservas y energía, no hay aportes y además hay aumento de toxicidad corporal.
Esta analogía podemos extenderla sencillamente a nuestras fuentes habituales de azúcares, ya que se aprecia una escala de valores análoga entre miel de abejas, azúcar integral de caña y azúcar refinada.
• La miel de abejas aporta una gran riqueza constitutiva (enzimas vitales, vitaminas, minerales y azúcares de calidad) y no exige esfuerzo metabólico alguno para su asimilación. El balance resulta ampliamente positivo.
• El azúcar mascabo aporta elementos importantes (sobre todo minerales), pero exige cierto esfuerzo energético para el proceso de metabolización, ya que el organismo debe poner en juego enzimas y vitaminas propias. El balance de su ingesta resulta entonces ligeramente positivo.
• Por su parte, el azúcar blanco refinado no aporta nada interesante al organismo; solo calorías vacías. En cambio exige un gran esfuerzo energético para neutralizar su toxicidad y poder combustionar su poder calórico. Por tanto el balance de su consumo resultará ampliamente negativo.
La visión biofísica nos permite entender cuan importante resulta aportar energía y vitalidad al organismo a través del alimento diario, en lugar de mermar dicho caudal. El aporte positivo de energía significará salud y equilibrio vital, mientras que la sustracción periódica acabará generando desorden y enfermedad.